Síguenos en

  • Ir a Cermi en facebook.
  • Ir a Cermi en twitter.
  • Ir a Cermi en Linked in.
  • Ir a Cermi en Instagram.
  • Ir a Cermi en Youtube.

CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 24 de mayo de 2013cermi.es semanal Nº 80

Ir a Cermi en Instagram.

"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Medios

Entrevista al presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno

“Necesitamos estructuras mayores, más fuertes y con más presencia internacional. Tenemos una profunda necesidad de reinventarnos. Es hora de arriesgarse”

Boletín Fundación Carlos Martín. Miembro de Feaps Madrid. Mayo 2013

22/05/2013

Luis Cayo Pérez Bueno (Calasparra, Murcia, 1967) es el presidente del CERMI. Nos recibe en su sede para ofrecernos la primera entrevista de nuestro boletín. Dispuesto a darnos su visión, siempre innovadora, sobre la actualidad y el futuro de nuestro sector. En unos tiempos convulsos y difíciles, nos muestra nuevos escenarios y perspectivas de desarrollo, a la par que hace retrospectiva del movimiento asociativo, con sus vicios y virtudes, haciendo un llamamiento a la unión, a la cooperación y a la participación.

En este momento de crisis económica y social, y en referencia a las personas con discapacidad (en adelante PCD) ¿estamos ante una evidente pérdida de derechos?

Las PCD, entendido como grupo ciudadano, siempre ha estado mal, con un déficit histórico acumulado: menos derechos, menos igualdad y menos oportunidades. Incluso en los momentos, ya pasados, de euforia económica. Y claro, cuando llegan los momentos de crisis estructural, de crisis económica, esas consecuencias, que afectan a todos los ciudadanos, se sienten con más crudeza en este grupo y ese gran déficit histórico se agrava. Pero siempre hemos estado extramuros del “paraíso económico” y de los derechos ciudadanos.

Las propias entidades sociales que trabajan con el colectivo de PCD se encuentran también en una situación de especial precariedad ¿crees que esto ha sido solo debido al contexto económico actual o dentro del propio proceso asociativo ha habido errores que ahora debamos superar?

Yo distinguiría dos planos. Por un lado el de los cuatro millones de PCD y sus familias, que es el primordial, el preferente y el que debe estar en el horizonte de actuación de todas aquellas personas, organizaciones y estructuras que trabajan por la mejora de sus condiciones de vida e inclusión. Por otro lado, y siempre en un segundo plano, está el de las propias estructuras, el del movimiento asociativo formado por una amplia y numerosísima constelación de organizaciones, generalmente de carácter no lucrativo, que agrupa a una parte de ese universo mucho mayor que es, precisamente, esos cuatro millones de personas con discapacidad y sus familias.

Si nos centramos en el ámbito de las estructuras, de las organizaciones, hay algo que hemos confundido y sí es aquí donde tenemos que hacernos autocrítica. Hemos confundido la parte por el todo, entendiendo como todo a las propias PCD y sus familias. Hemos olvidado que las organizaciones son un instrumento de lucha de estas personas, y no al revés.

¿Como Presidente del CERMI, que entiendes que deben hacer las organizaciones en este momento histórico?

El CERMI es lo que es, es la expresión de la globalización de la discapacidad para la incidencia política, para llegar ahí donde se toman las decisiones y hacer que la discapacidad esté presente y cuente. Sí que es cierto que en los últimos años no hemos dejado de crecer y de tomar relevancia pero no podemos olvidar que representamos situaciones que solo afectan a un 10% de la población y, por ello, no somos el foco central del debate político.

El CERMI no puede decir a sus organizaciones a qué deben dedicarse o cómo tiene ser su nuevo modelo. Lo que sí podemos hacer es estimular el debate y promover una reinvención del mundo asociativo. Si nuestras organizaciones no se plantean los desafíos de motu proprio estos les vendrán dados por las circunstancias y no estarán preparadas; si no toman una actitud proactiva, incluso de beligerancia, de anticipación, se pueden ver arrastradas por la situación económica y social actuales.Y también tenemos una visión esperanzadora: hay futuro, hay otras formas de hacer. Si bien es cierto que debemos cambiar y abandonar muchas de las prácticas que veníamos haciendo, también creemos en un horizonte para hacer cambio, prácticas distintas, más baratas y eficaces que nos conviertan en organizaciones competitivas. Tenemos que llegar a más gente, siendo más eficaces y gastando menos recursos.

El CERMI, como gran conocedor y analista de la realidad del sector de la discapacidad, ofrece nuevos planteamientos que, para muchas organizaciones, sirven de guía. En las últimas conferencias en las que habéis participado habéis introducido dos conceptos, la globalización y la internacionalización, cuanto menos peculiares, dentro del tercer sector. ¿Podrías explicarnos su importancia?

Son los nuevos teatros donde tenemos que actuar. La globalización consistiría en la unión o mejor en la unidad de acción de organizaciones. Necesitamos estructuras mayores. Y esto no es solo una opción, es casi una condición de subsistencia impuesta por la realidad del mercado. Quien comience con estas nuevas posiciones de vanguardia, tendrá más posibilidades de permanecer en el futuro, incluso con más estabilidad, que quien se aferre a su célula organizativa sin entrar en contacto con el resto de células para hacer un organismo más fuerte. Ese proceso es ineludible, nos queramos dar cuenta o no.

Pero, claro, ¿qué ocurre con todos los movimientos de globalización?, que nos obligan a renunciar a cosas propias, a nuestras particularidades. Y es aquí donde, obviamente, se dan las resistencias. Muy humanas, sí, pero que no pueden estar por encima de la continuidad de la propia organización. Hay un deber con las propias organizaciones, con las PCD y sus familias, más allá del interés singular.

La internacionalización no deja de ser una expresión de esta globalización. Consiste en poner el acento en todo aquello que nos ha sido positivo en estos últimos treinta años y que, trasladado a la escena internacional, puede tener un valor económico y político. Pienso que más allá de nuestras fronteras existen posibilidades de financiación, existen posibilidades de empleo que podemos fomentar desde nuestras organizaciones. Tenemos mucho aprendido, nuestro modelo tiene un valor inmenso y tenemos grandes profesionales, con y sin discapacidad. Y podemos exportarlo. Podemos vernos como operadores globales. El futuro de la discapacidad se juega en el mundo.

Y, dentro de este escenario internacional ¿qué pueden ofrecer las organizaciones españolas que trabajan con el colectivo de PCD para diferenciarse? ¿Qué pueden aportar de nuevo?

Fundamentalmente, metodología. Actualmente los países más ricos no son aquellos que tienen más recursos naturales; ahora el valor fundamental es el conocimiento, la innovación. Concretamente, en España, en materia de discapacidad y porque veníamos de tan atrás, hemos tenido que espabilarnos y esto nos ha dado un desarrollo de modelo que tiene un valor en sí mismo. Podemos transferir este modelo de buenas prácticas. Y eso, si sabemos gestionarlo y replicarlo, puede ser una salida más. No la única, pero será una opción que nos ayude a mantenernos. El mundo está lleno de oportunidades; no es fácil, pero es nuestra obligación. Ya no es una opción de vivir más o menos cómodo, es una cuestión de continuar o no. Es hora de arriesgarse.

Retomando el plano de las PCD y sus familias, y dado el contexto actual ¿crees que el Tercer Sector está reaccionando de forma adecuada para proteger a este colectivo?

Como el resto de sectores, hemos recibido este nuevo contexto con cierta actitud de sopor y de forma inesperada y estamos en un bloqueo ante el que debemos reponernos y reaccionar. El mejor favor que le podemos hacer a las PCD es cambiar la piel y cambiar la carne del movimiento asociativo. No sabemos si triunfaremos ni si lograremos el éxito pero, desde luego, limitarse a gestionar sin más el nuevo contexto económico y no tomar una actitud proactiva, sería eludir nuestro deber para con las PCD y sus familias. Tenemos una profunda necesidad de reinventarnos.

¿Qué medidas específicas se están tomando para proteger en este momento concreto a las PCD?

La primera actuación que estamos llevando a cabo este año, y que es lo principal en nuestra agenda política, es proteger lo conseguido. Es cierto que toda la ciudadanía está sufriendo los recortes, pero nuestro grupo social es especialmente vulnerable, por lo que unas medidas restrictivas para todos, a las PCD y sus familias les afectan más. Sin embargo, es triste que teniendo cuando se nos debe tanto, cuando hay tantos derechos por conquistar, las circunstancias nos lleven a tener que dedicarnos, de forma primera, a proteger lo poco que, no sin mucho esfuerzo, habíamos conseguido.

Por otro lado, y por seguir generando cambio a pesar de que las condiciones no sean las idóneas, por reinventarnos, proponemos una “Agenda Amable” en la vida política. Es decir, fomentar aquellos cambios positivos que se pueden dar en la vida de las PCD que no tengan un impacto económico para el gobierno de turno, que los bloquearía si solo fueran económicos, cambiando modelos, alterando ciertas normas y haciendo más permeables a la discapacidad ciertos sectores.

La Fundación Carlos Martín es una organización con vocación de apertura, de intercambio, de búsqueda de nuevos horizontes. ¿Qué les dirías a todas las personas que, de una forma otra, forman parte activa de nuestra organización?

Uno de los lemas del CERMI, el más enfocado a la propia base de las PCD, es el de la "activación”. Es decir, la propia PCD tiene que entender que nadie está más interesado que ella misma en salir de su situación de exclusión, de discriminación, de falta de igualdad. Que no va a haber ninguna ley, movimiento asociativo, prestación o ayuda, que le vaya a resolver la vida. Es la PCD la que tiene que coger las riendas de su vida y de su desarrollo humano; de su futuro. Y lo que sí debe reclamar es que le den todos los apoyos necesarios para tener una posición de igualdad de partida. Pero ,necesariamente, tiene que activarse.

El papel por parte de las organizaciones, y el papel por parte de la Fundación Carlos Martín, es el de facilitar la entrada de las PCD en estos espacios, promover su introducción en esas espirales, pero es la propia persona y sus familias las que tienen que involucrarse en ellas, para que sea ahí donde se quejen y desde donde desarrollen su lucha y su desarrollo. El futuro de nuestro sector pasa tanto por las organizaciones como por las PCD y sus familias. Es tiempo de activarse y participar.

... Por Arantxa Flores

  • facebook
  • twitter
  • linked in
  • enviar a un amigo
  • imprimir noticia

Con el apoyo de:

  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Secretaría de estado de servicios sociales. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Fundación ONCE. Abre una ventana nueva.
  • CERMI. Innovación social en discapacidad. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Asuntos sociales, unión europea y cooperación. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Hablamos de Europa Abre una ventana nueva.

    ¿Dónde estamos?

    Calle Recoletos, 1 Bajo, 28001 Madrid - España